La decisión de iluminar tres kilómetros de la Ruta Nacional 38, entre el Río Pueblo Viejo y León Rougés, representa mucho más que una obra de infraestructura. Es una apuesta concreta a la seguridad vial, al arraigo territorial y al respeto por las necesidades de quienes habitan y transitan el interior tucumano.
El convenio firmado entre el ministro del Interior, Darío Monteros, el intendente de Monteros, Francisco Serra (h), y el comisionado comunal Oscar Vega, da cuenta de una gestión que entiende la idiosincrasia de sus comunidades. La incorporación de 100 columnas con tecnología LED no solo mejora la visibilidad en un tramo clave —especialmente durante la zafra, donde el tránsito se intensifica y los riesgos aumentan— sino que simboliza el diálogo interinstitucional y el aprovechamiento racional de recursos públicos.
Una visión territorial integrada La obra, ejecutada con fondos del gobierno provincial, la comuna y el municipio, revela una madurez política que trasciende lo administrativo. Monteros y Sierra no solo gestionan obras: piensan en el vecino que va en bicicleta, en el motociclista que atraviesa la ruta de noche, en los obreros del ingenio o en quienes se desplazan a hospitales o juzgados. Hay una empatía en la gestión que se traduce en infraestructura con propósito.
Además, el hecho de que el municipio se encargue del mantenimiento permanente es una señal clara de compromiso a largo plazo. No se trata de inaugurar para la foto, sino de sostener para la gente.
Mirada al interior profundo Como señaló el intendente, esta intervención valora y visibiliza a los tucumanos del interior profundo. Porque hay obras que iluminan, pero hay gestos políticos que dignifican.