En tiempos donde los mercados reaccionan más rápido a un tuit que a un decreto, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, ha convertido su cuenta de X (ex Twitter) en un instrumento de alto impacto geopolítico. Sus recientes publicaciones sobre el swap de USD 20.000 millones con Argentina no solo sacudieron el tablero económico local, sino que también encendieron alarmas en Washington, donde 36 congresistas demócratas exigieron suspender el acuerdo hasta que se revele su documentación completa.
Bessent no se limitó a confirmar el respaldo financiero: lo enmarcó como una jugada de mercado. “No es un rescate en absoluto. Es comprar barato y vender caro”, declaró en Fox News, y luego replicó la idea en redes, reforzando la narrativa de que el peso argentino está infravalorado y representa una oportunidad para Estados Unidos. En otras palabras, el auxilio no es altruismo: es negocio.
¿Qué hay detrás del teclado?
El uso de redes por parte de Bessent no es ingenuo. En un contexto de alta volatilidad cambiaria y dudas sobre la sustentabilidad del programa económico de Javier Milei, sus tuits funcionan como señales de confianza para ciertos sectores del mercado… y como provocación para otros. La filtración de un mensaje privado durante la Asamblea de la ONU, donde se evidenciaba malestar por las ventajas comerciales que obtendría Argentina, sugiere que incluso dentro del gobierno de Trump hay tensiones sobre el alcance del acuerdo.
¿Diplomacia 2.0 o lobby financiero?
La pregunta que subyace es si estamos ante una nueva forma de diplomacia digital o simplemente frente a una estrategia de presión pública para condicionar decisiones internas. Los congresistas demócratas no lo ven como un gesto de cooperación, sino como un posible uso político del Fondo de Estabilización Cambiaria (ESF), financiado con dinero público estadounidense.
En ese marco, los tuits de Bessent parecen cumplir una doble función: legitimar el acuerdo ante los mercados y blindarlo ante las críticas internas. Pero también revelan una lógica de intervención que pone en jaque la soberanía económica argentina, al convertir una operación financiera en una herramienta de influencia geopolítica.

