La inflación de marzo en Argentina, que alcanzó un preocupante 3,7%, pone en jaque las políticas económicas del gobierno de Javier Milei y su ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo. Este aumento, impulsado por subas en alimentos, educación y vestimenta, refleja no solo la persistencia de la inercia inflacionaria, sino también las falencias de un modelo económico que prioriza el ajuste fiscal por sobre el bienestar social.
Desde el inicio de su gestión, Milei prometió un cambio radical en la economía, con énfasis en la eliminación del déficit fiscal y la liberalización del mercado cambiario. Sin embargo, estas medidas han generado un impacto desigual, beneficiando a sectores concentrados mientras los más vulnerables enfrentan el peso de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo.
El ajuste monetario, presentado como la solución para frenar la inflación, ha resultado insuficiente frente a la falta de un plan integral que contemple el desarrollo productivo y la generación de empleo. Además, la eliminación de controles de precios y subsidios ha dejado a millones de argentinos expuestos a aumentos desmedidos en bienes esenciales, profundizando la desigualdad.
El NOA la region mas golpeada
La región del Noroeste Argentino (NOA) ha sido la más golpeada por la inflación, registrando un 4,3%, el nivel más alto del país. Este incremento se vio impulsado por el fuerte aumento en educación (31,8%) y alimentos y bebidas no alcohólicas (6,1%), lo que refleja el impacto directo de la crisis en los sectores más sensibles para la población.
A esto se suma la creciente presión sobre el tipo de cambio. A pesar de los intentos del gobierno por contener la volatilidad, el mercado apuesta a una posible devaluación del peso, especialmente tras el acuerdo con el FMI. La alternativa que se baraja es la eliminación del “dólar blend” y la intervención en los mercados financieros, lo que podría disparar la brecha cambiaria y acelerar aún más la inflación.
La inflación de marzo no es solo un número, sino un síntoma de un modelo económico que carece de sensibilidad social y visión a largo plazo. Sin un cambio de rumbo que priorice políticas inclusivas y sostenibles, Argentina corre el riesgo de perpetuar un ciclo de crisis recurrentes. ¿Será este el legado de la administración Milei? La historia, y los Argentinos, tendremos la última palabra.