La economía argentina entra en agosto con los focos puestos sobre un triángulo de tensión: dólar, inflación y tasa de interés. Tres pilares que —cuando pierden sincronía— pueden hacer temblar el mercado. La reciente suba de tasas convalidada por el Tesoro en su última licitación expone esa grieta y la complejidad de un contexto que se vuelve cada vez más impredecible.
El retiro de las LEFIs y la consecuente disparada de las tasas de las Lecaps, que alcanzaron una Tasa Efectiva Anual de hasta el 65%, encendieron las alarmas. Si bien desde el Gobierno buscan absorber pesos para frenar presiones cambiarias, el mercado responde con incertidumbre y una creciente demanda de cobertura que mantiene al dólar en niveles elevados, alrededor de los $1.300.
📉 Inflación contenida, pero con amenazas latentes Por ahora, los datos oficiales no muestran una aceleración inflacionaria significativa. Las consultoras, sin embargo, advierten que este esquema de tasas tan altas podría afectar en el mediano plazo la actividad económica, golpear el consumo y presionar la cadena de pagos de las empresas. La calma actual podría ser apenas una tregua antes del impacto acumulado.
👥 Un modelo que tambalea Las críticas al sistema de tasa “endógena” —propuesta por el Gobierno tras la salida desordenada de las LEFIs— ponen en tela de juicio su viabilidad. En la práctica, la tasa parece más condicionada por la evolución del tipo de cambio que por la dinámica genuina del mercado de dinero. Esto, sumado a la intervención oficial en futuros y la dolarización acelerada de carteras, ensancha la brecha entre discurso oficial y realidad financiera.
📊 El desafío de sostener sin perder el equilibrio Economistas como Claudio Caprarulo y Gustavo Ber coinciden en que, más allá de intentar contener precios, el gran desafío será evitar que las tasas altísimas terminen por asfixiar la actividad. Mientras tanto, el IPC resiste, pero los aumentos en servicios, combustibles, alquileres y medicina prepaga podrían trasladarse a precios en las próximas semanas
