martes, septiembre 9, 2025

El Silencio del Acero – Techint Apaga el Alto Horno por Primera Vez en Décadas

San Nicolás, cuna de la siderurgia argentina, acaba de presenciar un hecho que no ocurría desde los tiempos de la vieja SOMISA estatal: el apagado del alto horno de Ternium, la planta insignia del Grupo Techint. No fue por mantenimiento ni por renovación tecnológica. Fue por algo más grave: falta de consumo y exceso de producción. Un síntoma de una economía que se enfría, y de una industria que, por primera vez en décadas, se queda sin demanda.

Una decisión inédita en más de 40 años

Desde la privatización de SOMISA en los años ’90, el alto horno de San Nicolás funcionó como símbolo de continuidad industrial. Ni las crisis del 2001, ni las recesiones de 2018 o 2020 lograron apagarlo. Pero en septiembre de 2025, Paolo Rocca ordenó detener la colada. La última vez que se apagó por razones productivas fue durante la dictadura militar, en los años ’80.

La medida coincidió con el Día de la Industria, en una paradoja cruel: mientras se celebraba la producción nacional, Techint bajaba la persiana de su corazón siderúrgico.

¿Por qué se apaga un alto horno?

El apagado de un alto horno no es una decisión menor. Implica detener un proceso continuo que requiere semanas para reiniciarse, millones en costos y riesgos técnicos. Pero la ecuación es clara: el consumo interno cayó, las exportaciones se estancaron y la apertura importadora —impulsada por el Gobierno— inundó el mercado con acero extranjero más barato.

Además, el conflicto con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) por salarios y condiciones laborales tensó aún más el escenario. Techint, lejos de negociar, optó por apagar.

Impacto social y político

El apagado vino acompañado de despidos: 220 trabajadores tercerizados fueron cesanteados, y otros 150 están en riesgo en Tenaris Siderca, en Campana. La UOM denunció una maniobra de presión patronal, y el Concejo Deliberante de San Nicolás repudió la medida como “acto de disciplinamiento”.

La protesta escaló: movilizaciones, paros y asambleas diarias con más de 1.200 trabajadores afectados. El conflicto ya no es solo laboral: es político, económico y simbólico.

¿Qué revela esta crisis?

Techint no está en quiebra. De hecho, Rocca celebra inversiones multimillonarias en Chile y otros países. Lo que ocurre en Argentina es otra cosa: una combinación de ajuste económico, caída del poder adquisitivo, apertura comercial y pérdida de competitividad. El apagado del horno es el síntoma más visible de una política industrial que se desangra.

Cuando el acero deja de rugir

El silencio del alto horno no es solo técnico. Es el silencio de una industria que fue orgullo nacional, y que hoy se apaga por falta de consumo, exceso de producción y ausencia de rumbo. Techint, que supo ser motor del desarrollo, hoy se convierte en termómetro de una crisis que no se resuelve con slogans ni con ajustes.

Y cuando el acero deja de rugir, lo que queda es el eco de una advertencia: sin industria, no hay futuro.

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