El gobierno de Javier Milei ha lanzado un nuevo esquema de blanqueo de capitales bajo el nombre de “Plan de Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos”, con el objetivo de permitir el uso de dólares no declarados en la economía formal. La medida, anunciada por el ministro de Economía Luis Caputo, busca incentivar la circulación de dinero fuera del sistema bancario, eliminando restricciones y controles previos.
Entre los cambios más significativos, se destacan la eliminación de regímenes informativos para compras con tarjeta, operaciones inmobiliarias y transferencias de bienes usados. Además, se elevaron los montos a partir de los cuales la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) controla las operaciones financieras: las transferencias bancarias solo serán reportadas si superan los $50 millones, mientras que los retiros en efectivo estarán exceptuados de ser informados hasta $10 millones.
Desde el oficialismo, se sostiene que esta flexibilización permitirá dinamizar el sistema financiero y reactivar el consumo. Sin embargo, economistas y expertos han expresado dudas sobre su impacto real. Carlos Melconian, por ejemplo, ha sido crítico con la medida, asegurando que no representa un cambio estructural y que los argentinos seguirán manejando sus ahorros de manera informal. Otros analistas advierten que el éxito del plan dependerá de un “blindaje legal” que el gobierno aún no ha enviado al Congreso.
Además, el blanqueo ha generado controversia en el ámbito político y judicial. Algunos sectores han señalado que la falta de controles podría facilitar el lavado de dinero y otras actividades ilícitas. En respuesta, el gobierno ha defendido la iniciativa, argumentando que la economía y la seguridad deben abordarse por separado.
En definitiva, el nuevo blanqueo de Milei plantea interrogantes sobre su efectividad y sus consecuencias a largo plazo. Mientras el gobierno apuesta por una mayor libertad financiera, los críticos advierten que sin un marco legal sólido, la medida podría tener un impacto limitado en la economía real.