Desde el inicio de la Fase 3 del programa económico, el Gobierno ha asegurado que el dólar opera bajo un régimen de flotación libre, sin intervención oficial. Sin embargo, un informe de la consultora Quantum sugiere lo contrario: entre abril y junio, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) habría realizado operaciones en mercados de futuros, dólar MEP y contado con liquidación (CCL) por un volumen estimado de u$s2.200 millones.
La estrategia oficial se basa en una banda cambiaria de entre $1.000 y $1.400 por dólar, con la premisa de que el BCRA solo compraría divisas en el piso de la banda para evitar la emisión de pesos. Además, el desembolso del FMI por u$s12.000 millones permitió recomponer reservas y respaldar el nuevo esquema. No obstante, los datos analizados por Quantum indican que hubo movimientos inusuales en el mercado de futuros, con un incremento significativo en el interés abierto del ROFEX, especialmente en la posición de diciembre 2025.
El informe también destaca que el tipo de cambio tuvo una apreciación del 9,8%, sin grandes sobresaltos, lo que sugiere que la estabilidad se habría sostenido mediante operaciones encubiertas. En el mercado financiero, se detectaron señales de intervención a través de la compraventa de bonos, aunque los volúmenes exactos aún no han sido confirmados.
A pesar de la eliminación del cepo para personas humanas, la dolarización de saldos privados ha aumentado. En abril, la formación de activos externos del sector privado ascendió a u$s2.010 millones, muy por encima del promedio mensual registrado bajo el cepo. Este fenómeno refleja una mayor demanda de dólares en el mercado, lo que podría generar presiones adicionales sobre el tipo de cambio en los próximos meses.
La intervención del BCRA, aunque no reconocida oficialmente, plantea interrogantes sobre la verdadera dinámica del mercado cambiario. ¿Es esta una estrategia para evitar una volatilidad extrema o una contradicción con el discurso de libre flotación? Lo cierto es que, más allá de las declaraciones oficiales, los números sugieren que el Estado sigue teniendo un rol activo en la regulación del dólar.