Cuando tocás la trumpeta no hay que ahogarse con la saliva
Apenas asumió como Presidente, Milei expresó fervorosamente su apoyo a Ucrania en el conflicto bélico con Rusia. No tardó en establecer, a lo largo de su gestión, un vínculo de amistad con Zelenski. Desde el ofrecimiento de mandar tropas argentinas (ofrecimiento que, afortunadamente fue rechazado desde el congreso), hasta regalar dos helicópteros para el combate del fuego, halagos, abrazos y promesas mutuas se sucedieron hasta que, a su director de orquesta se le ocurrió cambiar de melodía, de forma tan abrupta, que Milei perdió el ritmo y se atragantó con la trumpeta.
Trump decidió aliarse con Putin (la peor pesadilla de nuestro presidente) y llamó “dictador” al presidente de Ucrania.
Así como fue fervoroso en el apoyo a Ucrania, Milei también fue fervoroso en denostar a Putín cuántas veces tuvo la oportunidad de hacerlo.
Mientras Trump tiene muy en claro sus objetivos para tamaño cambio de actitud, su trumpetista no tuvo otra que obedecer, con el inevitable deterioro (aún más) de su imagen, dejando bien en claro que, no sólo que no tiene ideas propias, sino que ni siquiera sabe bien la partitura de “Las fuerzas del Norte” a la que obedece sin chistar.
Este lunes, 24 de febrero, se abstuvo de respaldar una resolución en la Asamblea de las Naciones Unidas en las que su otro amigo, con el respaldo de la mayoría de la EU, exigía a Rusia retirar “de inmediato, por completo y sin condiciones todas sus fuerzas militares del territorio ucraniano”. No obstante, dicha resolución obtuvo 93 votos a favor, 18 en contra y 65 abstenciones, entre las cuales, nuestro presidente está del mismo lado del mostrador que Brasil, India, China, Sudáfrica, Cuba y Colombia, todos “países comunistas” según su restringida visión maniqueísta del orden global.
Por: Lic. Maria de Fatima Gatti
Tambien puede interesarte: