En un país donde la salud suele ser rehén de los vaivenes económicos, Tucumán parece estar trazando una hoja de ruta distinta. La reciente visita del gobernador en uso de licencia, Osvaldo Jaldo, al renovado Centro de Diagnóstico por Imágenes para la mujer, ubicado en el Instituto de Maternidad Nuestra Señora de las Mercedes, no fue solo una recorrida institucional: fue una declaración política.
Jaldo destacó que “la salud está primera”, y lo hizo en un contexto donde muchas provincias ajustan presupuestos y recortan servicios. La inversión en tecnología de última generación —mamógrafos, tomógrafos, ecógrafos, densitómetros— no solo mejora la capacidad diagnóstica, sino que redefine el acceso: atención integral, sin cupos, y con posibilidad de recibir pacientes de otras provincias, incluso con obra social.
Más que infraestructura: afecto y humanidad
El mandatario no se limitó a hablar de equipamiento. Subrayó el rol del equipo médico, no solo por su formación técnica, sino por su acompañamiento emocional. “No solo atienden desde lo médico, también acompañan con afecto”, expresó. En tiempos donde la frialdad de los sistemas puede deshumanizar la atención, este enfoque cobra valor.
El caso de Celeste Córdoba, madre de Noah —un bebé prematuro de solo 840 gramos—, sintetiza esa mirada. Una cirugía cardíaca de urgencia, un parto en condiciones críticas, y una red sanitaria que logró salvar ambas vidas. El reencuentro entre madre e hijo, nueve días después, fue posible gracias a un sistema que funcionó como tal: articulado, sensible y eficaz.
El Estado como garante, no como espectador
La narrativa que emerge de esta visita es clara: el Estado no se retira, se fortalece. En palabras del ministro Luis Medina Ruiz, el objetivo es descentralizar la salud y acercarla a la comunidad. No es solo una cuestión de eficiencia, sino de justicia social. Que una mujer pueda acceder a un chequeo completo, sin barreras, es una forma concreta de equidad.
En un país donde la salud pública suele ser vista como último recurso, Tucumán propone otro paradigma: que sea la primera opción. Y lo hace con hechos, no con slogans.

