jueves, noviembre 13, 2025

Argentina 2025: ¿Un déjà vu del 2001?

La improvisación como combustible de la fragilidad social

A medida que se profundiza la recesión en Argentina, los fantasmas del 2001 vuelven a rondar. No por nostalgia trágica, sino por similitudes estructurales que se acumulan como piezas de un dominó institucional. El gobierno de Javier Milei, que prometió refundar el país desde una lógica de shock liberal, enfrenta hoy una tormenta perfecta: caída del consumo, desplome del salario real, fuga de empresas, y una gobernabilidad cada vez más erosionada por decisiones erráticas.

Economía sin motores, sociedad sin amortiguadores

Según informes recientes, el salario mínimo perdió más del 30% de su poder adquisitivo desde 2023, y el 75% de la población quedó excluida del mercado de consumo. La “desaceleración inflacionaria” que exhibe el gobierno no es fruto de una política virtuosa, sino de una retracción brutal de la demanda. En otras palabras: los precios no suben porque la gente ya no puede comprar.

La venta de dólares del colchón, el regreso del trueque en algunas provincias, y el cierre de industrias emblemáticas como el alto horno de Techint en San Nicolás, configuran un paisaje que remite directamente al colapso productivo de principios de siglo.

El espejismo del salvavidas financiero

Como en 2001, el gobierno recibió un paquete de asistencia por parte del Tesoro estadounidense —unos 20 mil millones de dólares— que busca contener la corrida cambiaria y sostener las reservas. Pero la historia enseña que los blindajes financieros no resuelven crisis de legitimidad ni de modelo. En 2001, el default y el estallido social llegaron pese al respaldo externo. Hoy, la derrota electoral en Buenos Aires y la falta de una coalición sólida reavivan el riesgo de un colapso institucional.

La improvisación económica —desde el manejo errático del tipo de cambio hasta la falta de un plan productivo— no solo genera incertidumbre en los mercados, sino que erosiona la confianza social. Y cuando la política pierde el control narrativo, la calle lo recupera por la fuerza.

Riesgos latentes: ¿Qué podría detonar una nueva crisis?

  • Corrida cambiaria: la volatilidad del dólar y el riesgo país en alza podrían precipitar una nueva fuga de depósitos.
  • Estallido social: con salarios pulverizados y subsidios recortados, el margen de contención se achica.
  • Fragmentación política: sin acuerdos parlamentarios ni respaldo territorial, el oficialismo queda aislado.
  • Deslegitimación institucional: si las elecciones de octubre confirman una derrota contundente, el gobierno podría enfrentar una crisis de autoridad similar a la de De la Rúa.

¿Hay salida?

La clave está en abandonar la lógica del shock sin red. La historia argentina demuestra que los ajustes sin amortiguadores sociales terminan en fractura. La gobernabilidad no se sostiene con slogans ni con swaps financieros, sino con políticas que reconozcan la complejidad del tejido social.

El 2001 no fue solo una crisis económica: fue una ruptura de sentido. Hoy, el riesgo no es repetir los números, sino reeditar el vacío. Y ese vacío, si no se llena con política, lo llenará el caos.

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