martes, septiembre 9, 2025

Hemodiálisis pediátrica en Tucumán: cuando la salud pública da un paso histórico

En un país donde las buenas noticias en materia sanitaria suelen escasear, Tucumán acaba de escribir una página esperanzadora. Por primera vez, el Hospital Avellaneda realizó un tratamiento de hemodiálisis pediátrica en su Unidad de Cuidados Intensivos, marcando un hito en la atención infantil crítica. No se trata solo de una intervención médica: es el resultado de una política pública que apuesta por la equidad, la capacitación y la innovación.

Tecnología, formación y decisión política

El procedimiento se llevó a cabo en un paciente pediátrico que ingresó en estado crítico, con una enfermedad renal crónica agudizada. Gracias al equipamiento de última generación y al personal previamente capacitado, el hospital pudo ofrecer una terapia de reemplazo renal que estabilizó al niño y abrió nuevas posibilidades de tratamiento.

Este avance no es casual. Responde a una línea de trabajo impulsada por el Ministerio de Salud de Tucumán, bajo la conducción de Luis Medina Ruiz, y en consonancia con las directrices del gobernador Osvaldo Jaldo. La apuesta por fortalecer el sistema público, descentralizar prestaciones y formar equipos especializados empieza a dar frutos concretos.

Un equipo que hace la diferencia

La intervención fue posible gracias al trabajo articulado entre el consultorio de nefrología infantil —con profesionales como Carolina Ariñez, Josefina Abregú y Luis Rodríguez— y el equipo de terapia intensiva pediátrica liderado por Tomás Fiori Bimbi. Enfermeros, técnicos y médicos trabajaron en conjunto para responder a una urgencia que, hasta ahora, no tenía solución dentro del sistema provincial.

Este tipo de logros no solo requieren infraestructura, sino también voluntad institucional. La capacitación continua, la inversión en aparatología y el respaldo político son los pilares que permiten que un hospital público se convierta en referente de alta complejidad.

Salud pública que transforma

En tiempos donde la salud suele medirse en términos de déficit y carencias, este avance demuestra que el Estado puede —y debe— ser protagonista en la innovación médica. La hemodiálisis pediátrica en terapia intensiva no es solo una prestación nueva: es una señal de que Tucumán está dispuesto a enfrentar los desafíos sanitarios con decisión y sensibilidad.

La gestión de Osvaldo Jaldo, en este caso, se traduce en hechos. No en discursos, sino en acciones que salvan vidas y dignifican el rol del sistema público. Porque cuando la salud deja de ser privilegio y se convierte en derecho, la política encuentra su mejor versión.

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