En una tarde gris, con niebla y lluvia sobre el José María Minella, Boca Juniors volvió a encender su motor competitivo. El 2-0 frente a Aldosivi no fue solo una victoria más en el Torneo Clausura: fue el tercer triunfo consecutivo de un equipo que empieza a reconciliarse con su historia reciente y a mirar el futuro con algo más que esperanza.
Eficacia sin brillo, pero con convicción
El equipo de Miguel Ángel Russo no deslumbró, pero fue contundente. Los goles de Lautaro Di Lollo y Rodrigo Battaglia, ambos de cabeza y ambos nacidos de jugadas bien trabajadas, marcaron la diferencia en un partido que por momentos fue más climático que futbolístico. Boca supo aprovechar sus momentos, algo que en semanas anteriores parecía perdido.
Leandro Paredes, cada vez más líder en el mediocampo, volvió a ser clave con su precisión en pelota parada. Carlos Palacios, con una recuperación y centro quirúrgico, fue el origen del primer grito. Y Battaglia, con su cabezazo tras córner, selló una victoria que vale más por lo que representa que por lo que mostró.
Solidez defensiva y señales de recuperación
La defensa se mostró firme, con Marchesín respondiendo en los momentos críticos hasta su lesión sobre el final. El ingreso de Leandro Brey no alteró el orden. Boca no sufrió, y eso ya es noticia. En un torneo donde cada punto cuenta, la solidez defensiva empieza a ser un activo.
Con este resultado, el Xeneize se ubica tercero en la Zona A con 12 puntos, a solo dos del líder Barracas Central. En la tabla anual, comparte la cima con Rosario Central, lo que lo posiciona de lleno en la pelea por la clasificación a la Copa Libertadores.
Aldosivi, hundido en su propio mar
El Tiburón, por su parte, sigue sin encontrar el rumbo. Último en su zona y en zona de descenso, el equipo de Mariano Charlier mostró voluntad pero poca claridad. La falta de profundidad ofensiva y los errores defensivos lo condenaron ante un rival que, sin ser brillante, fue superior.
Boca y el arte de reinventarse
Este Boca no es el de las grandes gestas ni el de los lujos. Es un equipo en reconstrucción, que empieza a encontrar respuestas en la pelota parada, en la disciplina táctica y en la confianza recuperada. La racha positiva no garantiza nada, pero sí permite ilusionarse.
En Mar del Plata, Boca no solo ganó tres puntos. Recuperó autoestima, orden y algo de esa mística que parecía extraviada. Y en un torneo que se define por detalles, eso puede ser el principio de algo más grande.
