Este martes a las 23:59 vencen las facultades especiales que el Congreso otorgó al Ejecutivo nacional mediante la Ley Bases. Así, el gobierno de Javier Milei deberá continuar su programa de ajuste sin el respaldo normativo que lo habilitaba a realizar recortes y fusiones de organismos con mayor celeridad. El reloj institucional marca un punto de inflexión: gobernar será otra historia.
⚖️ Desregulación, reestructuración y tensión federal En el sprint final de los superpoderes, el Ministerio de Desregulación, comandado por Federico Sturzenegger, cerró una serie de movimientos estratégicos: la fusión del ENRE con Enargas, el avance sobre el Instituto Nacional de Vitivinicultura, y la disolución de la Dirección Nacional de Vialidad, entre otros entes. La motosierra también alcanzó organismos científicos, técnicos y productivos como el INTI, el INTA y el INASE.
📉 Un Estado más chico, pero con mayor resistencia Desde Casa Rosada minimizan el impacto de la pérdida de facultades delegadas, alegando que solo una pequeña parte de las medidas dependía de esa habilitación. Sin embargo, los datos del CEPA revelan que, entre noviembre de 2023 y mayo de 2025, hubo más de 52.000 despidos en el sector público. Este número no sólo mide recorte: mide el costo social de una reingeniería estatal sin consenso.
🗣️ Gobernadores en pie de guerra El ajuste sobre Vialidad y la falta de respuesta en la redistribución de recursos como los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) encendieron la mecha con las provincias. El gobernador salteño Gustavo Sáenz lanzó una advertencia directa: “No puede seguir mirando para otro lado.” La frase sintetiza el hartazgo de un bloque cada vez más dispuesto a contragolpear desde el Congreso.
📌 La interna libertaria y los dilemas del poder Mientras un sector del oficialismo promueve la expansión territorial con candidatos propios, otro teme las consecuencias de tensar demasiado el vínculo con los aliados. Sin los superpoderes, y con un Congreso más hostil, cada decreto será una batalla. El desafío ahora no es sólo achicar el Estado: es sostener el control político sin dinamitar puentes.