jueves, junio 26, 2025

Cristina habló, el pueblo respondió: una plaza, una consigna, una advertencia

En su primer día bajo arresto domiciliario, Cristina Fernández de Kirchner volvió a ocupar el centro de la escena política nacional. Desde su departamento en Constitución, con la prohibición judicial de salir al balcón, la expresidenta envió un mensaje grabado que fue reproducido ante una Plaza de Mayo colmada. Lo que siguió fue más que una manifestación: fue una demostración de fuerza, de memoria y de pertenencia.

La movilización, convocada por el Partido Justicialista y replicada en todo el país, superó el millón de personas según los organizadores. Con banderas, cánticos y una consigna que retumbó como un mantra —“Vamos a volver”—, la jornada se convirtió en una de las más masivas del año. No hubo escenario ni desfile de oradores: solo una voz, la de Cristina, que desde el encierro forzado volvió a interpelar a su militancia.

En su discurso, la exmandataria combinó autodefensa política, crítica al modelo económico de Javier Milei y una arenga emocional cargada de símbolos. “Este modelo se cae, tiene vencimiento como el yogur”, ironizó, al tiempo que reivindicó los logros de su gestión y denunció una persecución judicial con fines proscriptivos. “Pueden encerrarme a mí, pero no van a poder encerrar a todo el pueblo argentino”, desafió, en uno de los pasajes más aplaudidos.

La marcha no solo fue un respaldo a su figura, sino también un mensaje al sistema político y judicial: el peronismo, lejos de replegarse, se reorganiza. La presencia de dirigentes, sindicatos y organizaciones sociales confirmó que Cristina sigue siendo un eje de cohesión para un sector amplio del electorado.

En tiempos de polarización extrema, su discurso no buscó la moderación, sino la reafirmación. Y la plaza respondió. Porque más allá de las causas judiciales, las prohibiciones o los análisis de coyuntura, hay algo que el kirchnerismo sigue sabiendo hacer como pocos: llenar las calles y marcar agenda.

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