La apertura comercial impulsada por el Gobierno ha generado un fuerte impacto en el sector manufacturero argentino, en especial entre las pequeñas y medianas empresas (pymes). Según un informe de la Fundación Observatorio Pyme, el 28% de las firmas industriales asegura haber perdido participación en el mercado debido a la competencia de productos importados en el primer trimestre de 2025. Este fenómeno ha elevado la percepción de amenaza entre los empresarios, alcanzando un nivel histórico del 42%, el más alto registrado en los últimos 15 años.
La flexibilización de las políticas de importación, que incluyen la baja de aranceles en productos electrónicos como celulares y computadoras, ha generado cambios en el comportamiento del mercado. Sectores como la metalmecánica (60%), los textiles y calzado (57%), y la industria química (44%) han sido los más afectados por la llegada de bienes extranjeros, desplazando la producción local.
Uno de los aspectos más preocupantes es la brecha entre ventas y producción. Aunque las ventas del sector industrial crecieron un 15% en términos reales, la producción cayó un 3%, lo que indica que muchas empresas han optado por reemplazar su fabricación con productos importados. Este cambio se refleja en los niveles de empleo, ya que la ocupación en pymes industriales ha disminuido un 5%, afectando la estabilidad laboral.
Además, el estudio revela que los empresarios enfrentan otras dificultades como la caída de las ventas (64%), el aumento de costos salariales (51%) y el encarecimiento de las materias primas (41%). A pesar de estas tensiones, el Gobierno ha anunciado medidas para fortalecer la competitividad, como la eliminación de retenciones a las exportaciones de pymes, buscando mejorar su inserción en el mercado global.
El panorama actual plantea un desafío clave para las industrias nacionales: ¿cómo encontrar un equilibrio entre la apertura económica y la protección de la producción local? La evolución de esta política será determinante para el futuro del sector.