La gestión del presidente Javier Milei enfrenta su momento más crítico desde su asunción, con una imagen pública que se deteriora rápidamente y un rechazo creciente hacia sus políticas. Según las últimas encuestas, la desaprobación de su gobierno ha alcanzado el 58%, mientras que su imagen negativa roza el 60%. Estos números reflejan una tendencia preocupante que se ha consolidado en los primeros meses de 2025.
Uno de los factores que ha golpeado fuertemente la credibilidad del oficialismo es el escándalo relacionado con la criptomoneda $LIBRA, que ha generado desconfianza y críticas tanto en el ámbito político como en la opinión pública. A esto se suma la percepción de una economía estancada y una inseguridad creciente, problemas que el gobierno no ha logrado resolver de manera efectiva.
El impacto de estas crisis no solo afecta al presidente, sino también a figuras clave de su espacio político. Gobernadores como Martín Llaryora y Maximiliano Pullaro han visto caer su imagen en un 28% y 20%, respectivamente. Además, el descontento se refleja en las redes sociales, donde el 70% de los comentarios sobre Milei son negativos.
La situación económica también juega un papel crucial en el rechazo hacia la gestión de Milei. Aunque la inflación ha mostrado algunos signos de desaceleración, el poder adquisitivo y poder de compra de los trabajadores y jubilados sigue sin recuperarse, y las medidas económicas del gobierno son percibidas como insuficientes. El acuerdo con el FMI, firmado mediante un decreto de necesidad y urgencia, ha sido mayoritariamente rechazado por la población, lo que añade un costo político significativo.
En este contexto, el gobierno enfrenta un desafío monumental para recuperar la confianza de los ciudadanos y estabilizar su gestión. La caída en la imagen de Milei no solo pone en riesgo su liderazgo, sino también la gobernabilidad de su administración, que ahora depende de un apoyo cada vez más reducido.
La pregunta que queda es si el oficialismo podrá revertir esta tendencia negativa y recuperar el impulso perdido, o si esta crisis marcará el inicio de un declive irreversible en su mandato. La respuesta, como siempre, estará en manos de los ciudadanos y en las decisiones que tome el gobierno en los próximos meses.