Desde esta semana los bancos podrán prestar dólares propios a cualquier persona o empresa, independientemente si generen ingresos en esa divisa.
La caida constante de reservas debido a la estrategia de planchar el dólar para contener la inflación, el Banco Central avanzó en una polémica medida y decidió flexibilizar las regulaciones que limitaban el otorgamiento de préstamos en moneda extranjera, una normativa surgida de la experiencia de la crisis de 2001. Más allá de que se trata de una flexibilización parcial, las advertencias sobre los riesgos de la estrategia no tardaron en llegar.
Este jueves, el directorio del BCRA autorizó a que los bancos puedan realizar préstamos en dólares a cualquier cliente: tanto empresas como personas. Hasta acá, solo podían prestarles a las firmas exportadoras o que tuvieran sus ingresos atados a la moneda extranjera.
Desde el Central explicaron que los depósitos en dólares mantendrán la misma restricción y solo podrán usarse para financiar a sectores que generan dólares. Lo que se habilita es a que los bancos utilicen “dólares propios” para prestarle a cualquier tipo de público, incluso a los que tienen sus ingresos totalmente en pesos.
Esta regulación fue una de las pocas que atravesó todos los gobiernos durante los últimos 23 años, éste fue clave para evitar crisis bancarias a pesar de las múltiples corridas cambiarias que hubo. Su origen hay que rastrearlo en la crisis de 2001/2002 y en el problema que generó el “descalce de monedas”: prestarle en dólares a quien tiene sus ingresos en pesos y que, por ende, entra en riesgos de impago ante subas fuertes del tipo de cambio.
Para algunos economistas, esta medida apunta a aumentar la oferta de dólares en el mercado y darle un respiro a la perdida reservas. Pero otros advierten que, si la economía no está firme, este tipo de flexibilización puede traer más problemas que soluciones.